Se percibe en el ámbito de la educación la ansiosa compulsión de tener que estar en continuo cambio, de tener que ir a la zaga de la última -¡ultimísima!- novedad.
En realidad, no es nada distinto de lo que le ocurre a la sociedad en general. Cuando todo y todos se mueven tan aceleradamente, a muchos les da miedo no echarse a correr también.
Es el temor -quizás comprensible temor- de volverse obsoleto, de quedarse pasado de moda. O como en una ocasión una madre me dijo, temor a dejar de ser "cool".
Es el temor -quizás comprensible temor- de volverse obsoleto, de quedarse pasado de moda. O como en una ocasión una madre me dijo, temor a dejar de ser "cool".